La industria de alimentación y la agricultura, de indudable importancia global, también está a la vanguardia en desarrollo de tecnología. Tal como lo demuestra Biorizon Biotech, que concentra sus esfuerzos en la biotecnología.
Las innovaciones de esta empresa española están particularmente relacionadas con el uso de microorganismos (microalgas, bacterias y cianobacterias), siempre guiado con la orientación de mejorar la explotación agrícola.
Por ello, y con miras a fortalecer la práctica tanto de la agricultura intensiva como ecológica, la empresa fundamenta sus actividades en el cultivo de microalgas. A partir de ellas desarrolla técnicas y procesos para la optimización de los medios de plantación y mejora de cosechas. Con esta base, Biorizon ha sido capaz de garantizar calidad mientras emplea tecnologías naturales que no dejan residuos en plantas y frutos. Incluso, apuntando mucho más allá, la empresa patentó recientemente: Trietech, una nueva tecnología salida de sus propios laboratorios.

Direccionando de esta forma sus investigaciones lograron desarrollar líneas de productos Biopotenciadores y Bioprotectores ECO. No en vano, Trietech de Biorizon ha demostrado eficacia para estimular el crecimiento de los frutos y mayor rapidez para el enraizamiento de los cultivos. Así como también una resistencia superior de los cultivos ante las plagas, básicamente, debido a su efecto Bioprotector.
Lograr estos niveles de crecimiento en el mercado de las tecnologías para la agricultura fue posible gracias a la mayor fortaleza de Biorizon Biotech, que es producir su propia materia prima. Por ello, cultivar y estudiar 1.800 cepas de bacterias, 2.000 cepas de microalgas y cianobacterias potenció la incorporación de fitohormonas, polifenoles, precursores del creciemiento, entre otros, a sus productos.
Emprendimientos en esta dirección son notables para el desarrollo sostenible alrededor de todo el planeta. Sobre todo en contextos en los que los alimentos y sus medios de cultivo puedan garantizar su inocuidad sobre la salud de las poblaciones. Esa es, sin duda, también la razón por la que Biorizon Biotech es uno de los socios del proyecto Europeo SABANA (Susteniable Algae Biorefinery for Agriculture and Aquaculture), mediante el cual se plantea objetivos tan ambiciosos como la refinación de microalgas a gran escala con procesos sostenibles, abarcando incluso la recuperación de nutrientes de las aguas residuales.
De manera coherente, es parte del proyecto SABANA minimizar el consumo energético para la obtención de bioproductos capaces de aumentar el rendimiento de los cultivos y la producción de pescado, ambos puntos prioritarios en la Unión Europea.
La obtención de bioproductos para la producción agropecuaria a gran escala. a partir de agua marina con cero desperdicios, es otro de los retos asumidos por este proyecto coordinado por la universidad de Almería.
Susana Díaz, Presidenta de Andalucía, en un acto de la Universidad de Almería apuntó a propósito de esta iniciativa la importancia que reviste regional y globalmente este proyecto:
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“La Universidad de Almería ha influido muchísimo en la calidad de ese entorno económico, y en la calidad y el talento de nuestros jóvenes que se han aplicado al tejido productivo, que tiene, en este momento, 133 grupos de investigación en proyectos como el SABANA que van a permitir poner en el mercado biopesticidas, nuevos biofertilizantes que nos van a situar en ese entorno competitivo”
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Incluso para los más escépticos, el que el Programa de Investigación e Innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea aporte poco más del 80% de la financiación para el proyecto SABANA, hace que una inversión de más de 8 millones de euros inviten a tener buenas expectativas del mismo. Como es natural, el potencial del proyecto abarca innegables ventajas socioeconómicas por el impacto que la industria alimenticia tiene en todo el mundo. En un par de años más, para finales del 2020 deberá estar operativo el Centro de Demostración de Refinería a Gran Escala.
A partir de este proyecto factible sólo resta esperar un mejor conocimiento de las características operativas de un sistema como el planteado, con un control real de los impactos ambientales y los potenciales de uso.
Pero SABANA no es el único caso de biotecnología comprometida con el respeto y la protección del ambiente en el que participa Biorizon Biotech. BACAGRO es otro de los proyectos que supone la cooperación de los sectores público y privado en el área de la Producción de bacterias para uso agrícola.
Desde el 2015, esta empresa de agrobiotecnología encuentra en los cuatro objetivos del proyecto BACAGRO nuevas áreas de desarrollo que le están permitiendo crecer:
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- Selección e identificación de bacterias beneficiosas para los suelos y las plantas
- Desarrollo de procesos productivos microbianos escalables que sean competitivos con su aplicación agrícola
- Desarrollo de métodos de preservación y aplicación de dichas bacterias garantizando su seguridad y eficacia
- Evaluación del efecto en suelos y plantas tras la aplicación del producto en su fase final
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Todos estos objetivos están integrados con su particular misión y visión empresarial.
Para finales de este año, con la culminación de este proyecto se debe incrementar la productividad de los cultivos de invernadero, al minimizar las enfermedades provocadas por hongos y otros patógenos. Se espera que esta iniciativa española represente un avance en la producción y utilización de bacterias y microalgas en la agricultura.
Sin embargo los retos no terminan allí, faltaba la guinda del pastel. Recientemente Biorizon Biotech ingresó como socio de pleno derecho en la EUROPEAN ALGAE BIOMASS ASSOCIATION. Esta plataforma con sede en Bruselas, es donde se dan cita expertos en investigación y tecnología de procesamiento de algas más importantes de Europa.
En relación a esta asociación, David Iglesias, Director General de Biorizon, señaló el valor que aporta su firma y lo que les posibilita su introducción en la EABA:
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“el conocimiento, la experiencia y el control sobre nuestra parte de mercado. Por otra parte, tener la oportunidad de poder trabajar con ellos, discutir y desarrollar futuros proyectos es de un valor incalculable”.
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Para la bioeconomía resulta muy positivo que estas experiencias tengan lugar en todas las áreas industriales y productivas. Que la sostenibilidad se convierta más que en una meta, en una práctica común hace que empresas como Biorizon Biotech dedicada al desarrollo, producción y comercialización de biofertilizantes pueda continuar creciendo efectivamente sobre la base del cuidado ambiental.
Es de destacar que el progreso tecnológico camina muy bien de la mano de conceptos como la ecología. El reseñado aquí no es un caso aislado, entonces:
¿Es o no es lógico esperar que cada vez se sumen más proyectos de emprendimiento, organizaciones e iniciativas comprometidas con el desarrollo sostenible? ¿y si están fortalecidas por alianzas que permitan consolidar y multiplicar las mejores prácticas y crear tanto valor económico como social y medioambiental?
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