La empresa española ALGAENERGY ha conseguido escalar la producción de biomasa vegetal a partir de microalgas a nivel industrial, desarrollando a su vez una atractiva gama de bioproductos.
Esta industria da visos de alcanzar la rentabilidad a medio plazo y cubrir necesidades concretas en los sectores de la agricultura, acuicultura, cosmética natural, producción de biocombustibles de 3ª generación y nutrición humana y animal.
ALGAENERGY basa su modelo de producción en el cultivo de microalgas, el cual es sostenible, inagotable y respetuoso con el medio ambiente, ya que permite fijar las emisiones de CO2 industriales y utilizar aguas residuales como materias primas. Esta capacidad de reutilización de residuos la introduce en el marco de la economía circular, en la que los residuos se reintegran en la cadena de producción para la fabricación de bioproductos, biomateriales y fuentes de energía.
De su producto final se puede extraer una gran variedad de sustancias y materiales con altos niveles de calidad, entre los que se encuentran:
- Bioestimulantes que aumentan la productividad de los cultivos agrarios hasta un 23%,
- Alimentos con elevados índices nutritivos y ricos en Omega 3, ya que las microalgas son las generadoras e introductoras de Omega 3 en las cadenas tróficas,
- Cosméticos naturales con propiedades antioxidantes y regeneradoras,
- Biocombustibles de 3ª generación que no compiten por los recursos agronómicos, ya que se producen en cualquier lugar a partir de diferentes fuentes de agua (salobre, residual, marina), CO2 producido por la actividad industrial, nutrientes y luz, siendo intensiva su producción (diaria o cada dos días).
ALGAENERGY fue fundada en 2007 por el abogado y expresidente de diversas compañías, entre ellas una consultoría empresarial (Tecnitrade) y diferentes compañías del automóvil (Kia, Mazda, Chevrolet y Cadillac). Concretamente, a estas últimas fue él el que las introdujo en España y consiguió incrementar su volumen de ventas de manera millonaria y su número de trabajadores a miles de puestos. Su nombre es Augusto Rodríguez Villa, y es en ALGAENERGY donde ha volcado la experiencia acumulada a lo largo de su exitosa y extensa carrera empresarial.
El caso de ALGAENERGY es interesante, en parte por su dificultoso camino hacia la rentabilidad, pero también por sus aplicaciones disruptivas frente a los modelos actuales de producción y consumo, por lo que sin duda debe de suponerle un doble reto al equipo humano embarcado en su desarrollo. Gracias a que concretamente en España se partía de una potente base científica desarrollada por el sector académico a lo largo de más de cuatro décadas en la experimentación y el cultivo de microalgas, desde ALGAENERGY se logró convencer a los principales actores de este sector de la necesidad de llevar su proyecto a la sociedad.
Lo primero que se consiguió fue involucrar como Consejero y Líder Científico al investigador Miguel García Guerrero, de reconocida fama internacional en el estudio de las microalgas, habiendo publicado patentes para su cultivo y explotación, siendo Doctor en Ciencias Biológicas, Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, Presidente del Comité de Ética del CSIC desde 2012 y Director general de la Fundación General CSIC desde 2013, entre otros cargos.
Simultáneamente se consiguió la incorporación de Iberdrola y de Repsol, compañías pertenecientes al IBEX 35 y con gran potencia económica. Se adhirieron al proyecto como socios tecnológicos y miembros accionistas del consejo de administración, contando con un 20% de participación respectivamente.
De esta manera quedaban fijadas las principales fichas en el tablero, el respaldo económico y tecnológico y el bagaje científico necesario para pasar a la segunda fase: el desarrollo.
Durante los primeros 7 a 8 años, la actividad de la empresa estaba volcada de lleno en la investigación aplicada del cultivo de microalgas, con el fin de escalar la tecnología, optimizar procesos y desarrollar productos innovadores, rentables y que cubrieran necesidades concretas. Para ello en 2009 se crea una planta capaz de producir 300 litros de cultivo de microalgas al año. Como producto de los descubrimientos e investigaciones llevados a cabo en la misma se consigue dar el paso para crear en 2011 la Planta Piloto Experimental de Microalgas (PTEM) en el aeropuerto de barajas, en la T4.
Esta nueva Planta Piloto es capaz de producir 40.000 litros de cultivo de microalgas al año y se construyó en colaboración con las compañías aéreas Iberia y Aena, con un coste de 600.000 euros.
En cuanto a la alianza estratégica con las aerolíneas por parte de Algaenergy, ésta se debía al interés de las mismas por abaratar su factura energética mediante el desarrollo de Biocombustibles de 3ª generación que fueran más económicos que los actuales. Hay que tener en cuenta que el carburante supone el 25 por ciento de los costos de las aerolíneas, con una factura anual de 600.000 millones de dólares para los socios de IATA (Asociación de Transporte Aéreo Internacional). La alianza también les servia para cumplir sus compromisos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que la Planta Experimental de Microalgas de Barajas consume las aguas residuales del aeropuerto y capta y reutiliza el CO2 generado en estas instalaciones y en las del banco de pruebas de motores de Iberia.
Por todo ello, PTEM es considerada como la herramienta privada de I+D más potente y flexible en la biotecnología de microalgas.
De nuevo, en 2014 se consigue dar un salto exponencial en la producción de biomasa vegetal. Esta vez, el hito que ALGAENERGY alcanza es la primera fase de la producción industrial, mediante la construcción de la primera planta mundial, con una extensión de 10.000 m2, que toma directamente los gases de combustión de una chimenea de ciclo combinado, concretamente de la de la planta hidroeléctrica de Iberdrola situada en Arcos de la Frontera (Cádiz). En esta primera fase es capaz de producir 400.000 litros al año. El incremento en la productividad es también debido a las condiciones de mayor insolación y temperaturas cálidas y estables,
En 2015 alcanza la segunda fase de producción industrial con la que se llega al millón de litros al año, lo que representa una producción de 100 toneladas de producto seco, siendo esta planta la más grande de España y la segunda más grande de Europa.
Este proyecto, llamado CO2algaefix, fue cofinanciado por la Comisión Europea dentro del marco del programa LIFE+, siendo la cuantía de la subvención de 1.490.297 euros y el coste total asumido de 2.980.594 euros.
Para su desarrollo se subvencionó un estudio científico al grupo de investigación de la Universidad de Sevilla liderado por la investigadora Mercedes García González, que ya llevaba colaborando con la empresa desde 2009.
En la actualidad, en sus 10 años de aventura, ALGAENERGY ya ha gastado más de 7 millones de euros en sus desarrollos de I+D y su plan de negocio, espera acumular pérdidas durante los próximos 3 a 4 años y sus niveles de facturación anuales rondan los 149.000 euros. Sin embargo, ya ha conseguido introducir en el mercado internacional productos de los principales sectores a los que se dirige, entre ellos AGRIALGAE en el sector agrario, productos de cosmética natural, de alimentación para piscifactorías, de alimentación humana y animal como aminoácidos esenciales, codimentos, aditivos, etc, con los que espera llegar a facturar hasta 49 millones de euros a partir de 2022.
Ha dado también los primeros pasos en el desarrollo industrial de biocombustibles de 3ª generación, mediante el programa de I+D GENETDIESEL, para lo que se está requiriendo la manipulación genética de ciertas especies de microalgas. Con éste programa se pretende conseguir el aumento necesario en la productividad de los lípidos con los que se elaboran los biocombustibles de interés, esperando alcanzar su competitividad económica.
Todo esto no sería posible sin las ayudas a la financiación y el desarrollo que parten del ámbito nacional e internacional Europeo, sin las leyes que apoyan a las PYMES emergentes de carácter innovador y tecnológico y sin los instrumentos de comercio internacional para este tipo de empresas, siendo una característica de las mismas la de que suelen esperar rentabilidad a largo plazo debiendo de pasar antes por un extenso periodo de financiación y maduración de su I+D+i.
Respecto a ALGAENERGY, su plan de negocio ha sido seleccionado, de entre los de millares de empresas europeas y nacionales que se han presentado, para beneficiarse del Instrumento PYME, englobado en el marco del programa H2020 (HORIZONTE 2020) puesto en marcha por la Comunidad Europea y promovido en España mediante el programa nacional CENIT. Mediante el Instrumento PYME se pretende que compañías pequeñas que ya han desarrollado su fase de I+D+i y han creado productos puedan financiar su introducción en el mercado. Para ello se han seleccionado a empresas que tienen un alto potencial de crecimiento y que añaden valor a Europa, es decir, que van en línea con sus prioridades regulatorias y sociales, entre ellas:
- crear una economía circular, más eficiente con el uso de los recursos energéticos,
- luchar contra el cambio climático,
- y representar un proyecto de sostenibilidad con un claro componente medioambiental.
Fue en 2014 cuando ALGAENERGY consiguió entrar en este programa de desarrollo que consta de las siguientes tres fases: una primera fase, con 50.000 euros de financiación, para dar consistencia al plan de negocio presentado, una segunda fase con hasta 2,5 millones de euros de subvención para contribuir a hacerlo realidad, y una tercera etapa, de promoción ante inversores y clientes, con la participación directa de la Comisión Europea (CE). La participación en este programa dio pie a la incorporación al equipo directivo de ALGAENERGY de su nuevo Director General, Carlos Rodríguez Villa, licenciado en economía y que venía de ser CEO de Zalando en España, habiendo liderado con gran éxito la expansión de dicha empresa de comercio electrónico de ropa al mercado español. Este nuevo y joven Director General ha tenido desde entonces la misión de abrir mercado para sus bioproductos sostenibles y basados en microalgas, poniendo el foco en aquellos sectores que mayor demanda estaban experimentando y a los que podía cubrir necesidades concretas.
En este caso ha sido primero en el sector de la agricultura, en el que han introducido su línea de bioestimulantes AGRIALGAE destinados a aumentar la productividad de los cultivos. Asimismo, tenía muy claro que su mercado objetivo era Europa, y a pesar de partir de un plan estratégico muy ambicioso, proyectado a muy largo plazo, ya que tenían que competir con su tecnología, que no tiene más de 50 años, frente a los modelos de producción agrícolas actuales, los cuales se han mantenido casi sin cambios durante miles de años, ya ha conseguido establecer un comercio activo de exportación a países europeos como Italia, Grecia, Portugal, Francia, etc.
Y ahí no queda la cosa, ha habido una búsqueda por parte de estos usuarios y consumidores hacia sus productos, de modo que se ha creado una red comercial pasiva, desde el punto de vista de la empresa, que abarca gran parte del globo. Por ejemplo, se han desarrollado contratos y vínculos comerciales con las mayores compañías de fertilización de Sudáfrica, exportando su tecnología mediante la instalación de plantas de producción llave en mano, están en negociaciones de exportación de modelos de negocio en Latinoamérica, y debido a la tendencia de países asiáticos, como China y Vietnam, de importar productos de primera calidad por el aumento del poder adquisitivo de sus poblaciones, les están exportando sus bioestimulantes para que aumenten sus niveles de producción y calidad. También han conseguido realizar acuerdos comerciales con el continente Australiano.
Estaremos pendientes de los nuevos logros y la dirección que toma esta empresa innovadora que cuenta con un equipo humano tan soñador, multidisciplinar y eficiente. Estamos seguros de que se han dispuesto todas las piezas para que la rentabilidad de sus actividades no tarde en alcanzarse. Mientras tanto, podemos echarles un ojo a estos datos curiosos…
Datos curiosos: microalgas en acción
Las microalgas son el fijador biológico más eficiente y rentable de CO2. Por cada dos kilogramos de dióxido de carbono que consumen las microalgas, se produce uno de biomasa con la que se puede generar gran variedad de productos orgánicos de forma sostenible, respetuosa con el medio ambiente y dentro de un marco de economía circular.
Las estimaciones de la empresa muestran que la planta de Arcos de la Frontera puede capturar unas 200 toneladas anuales de CO2. En la naturaleza, se necesitaría una treintena de hectáreas pobladas con unos 26.000 árboles para fijar la misma cantidad, mientras que la planta de Arcos de la Frontera solo ocupa 10.000 m2 y se alimenta del agua residual y las emisiones industriales de gases de la planta hidroeléctrica de ciclo combinado de Iberdrola.